Benjamin Cohen, con
apenas 24 años, está a cargo de la empresa Tubing
Operations for Humanitarian Logistics (TOHL). Este joven
viene de Estados Unidos y ganó fondos del Gobierno chileno para la innovación y
el emprendimiento. Su compañía instala y desinstala tuberías móviles para proveer de agua potable a lugares que lo
necesiten, especialmente en zonas rurales y en operaciones humanitarias.
Tania E. Díaz G.
Benjamin Cohen junto a su intérprete, María Paz Bascuñan |
Ben Cohen, en ese
entonces estudiante de ingeniería civil en el Instituto Georgia Tech, estaba
viendo en la televisión las consecuencias que había causado el terremoto en
Haití en 2010. Las personas de Puerto Príncipe estaban muriendo por la falta de
agua potable. Dentro del mismo noticiario apareció Bill Clinton, asegurando que
tenían agua, pero no había cómo hacerla llegar a la ciudad. Se necesitaba una
manera rápida de entregar agua potable a la población y prevenir un brote de
cólera. Al día siguiente en clases de cálculo, su compañero Apoorv Sinha, le
propuso que resolvieran el problema.
Al principio, pensaron
en grandes tuberías que entregaran paquetes y provisiones humanitarias.
Lentamente, la idea evolucionó hasta ser tubos flexibles que trasportaran sólo
agua. La idea era reemplazar los camiones Cisterna y economizar tiempo y
dinero. Con helicópteros, lograrían instalar un kilómetro de tuberías, hechas
de polietileno de alta densidad, en nueve minutos. Pasada la emergencia, las
removerían, evitando daños permanentes en el ecosistema.
Benjamin creció en un
suburbio de Atlanta, Georgia, junto a sus padres y sus dos hermanas Rebekah y
Liz. Desde que era pequeño, fue muy ingenioso y preguntaba hasta dejar exhausto
a cualquiera. Necesitaba saber cómo todo funcionaba y le gustaba construir sus
propios artefactos. En un desfile de modas, organizado por sus hermanas para
entretener a la familia, él estuvo a cargo de la iluminación y las mezclas de
sonido. Tenía certeza de que había una mejor manera de hacer las cosas y él
podría descubrirla.
Desde que llegó a Chile,
en marzo de 2012, prefiere comer afuera algo barato para no perder tiempo
en cocinar y limpiar. No tiene pareja. Trabaja los fines de semana. Atrás quedó la época donde Liz, la
menor, dormía en su pieza y dedicaban horas a hablar y reír de sinsentidos. “Nuestra mamá venía, nos retaba y nos decía que nos
fuéramos a dormir millones de veces antes de que en realidad la obedeciéramos”,
recuerda Liz.
En el
colegio estudió mucho. Aun así, lograba dividir su tiempo entre las clases,
proyectos extracurriculares, jugar básquetbol y trabajar medio tiempo en un
restaurante. Aprendió a priorizar y administrar su tiempo. “Mucha gente no se
da cuenta de que, cuando eres joven, tienes que ser muy disciplinado y trabajar
duro si quieres tener algo que dure por el resto de tu vida. Yo quiero impactar
el mundo. Entonces veo las cosas que hago con mi tiempo como una inversión,
pensando en el futuro”, dice Ben entre risas y seriedad.
Travis Horsley es director de relaciones externas en TOHL.
Mientras misionaba en Chile se enteró da la existencia de Start-Up Chile, un fondo de Gobierno para la
innovación y el emprendimiento que pretende “importar” cerebros. Como en el
país había habido un terremoto en 2010, pensó que sería un mercado perfecto
para probar la tecnología que Benjamin y Apoorv habían ideado.
Postularon y ganaron 20 millones de pesos
para hacer un piloto.
Ben renunció a su puesto
como ingeniero en el Departamento de Transportes de Georgia y voló a Chile en
marzo del 2012. “Dejé mi trabajo para empezar un negocio en Chile, dejé mi
familia, un seguro de salud y todas las garantías. Fue un salto de confianza,
porque creía que lo que estaba haciendo era lo suficientemente grande”, afirma
Benjamin. Si se hubiese quedado en Atlanta, probablemente TOHL seguiría siendo
sólo una idea.
En Chile lo recibió su
compañero Travis, quien se devolvería a Estados Unidos a terminar su magíster
cuando Ben llevaba sólo dos días en el país. Sin hablar una palabra de español
y con la misión de comenzar una compañía, trató de adaptarse rápidamente a su
nuevo escenario. Lo primero que hizo fue contratar un intérprete.
Acostumbrado a los
rápidos tiempos de su país, creyó que iba a materializar su piloto en tres
meses. Pero todo era mucho más complejo que buscar a una comunidad, obtener
fondos fiscales y comenzar a instalar. “Si quisiéramos tener recursos del
Gobierno para hacer un proyecto APR o agua potable rural, tendríamos que pasar
por un proceso de postulación que, hasta hace poco, duraba cuatro años. Aunque
ahora dure dos, son tiempos completamente exorbitantes”, dice María Paz
Bascuñan, su intérprete.
Vicente Sáez es
ingeniero comercial y desde agosto trabaja en el proyecto. Reconoce que, hasta
el momento, el dinero no es lo que los mueve como equipo. “Ser emprendedor
tiene muchos sacrificios, no hay plata al principio. Tienes que saber hacer de
todo un poco, más allá de lo que estudiaste. También hay que estar 24 horas,
siete días a la semana para que todo avance”, dice Vicente. Además de tener
vocación de servicio, saben que si logran ser disciplinados y metódicos,
tendrán grandes beneficios en el largo plazo.
TOHL, como proyecto,
tiene dos focos. El primero es causar un impacto social positivo. El segundo,
ser económicamente rentable. A esta mezcla se le ha llamado capitalismo social.
María Paz explica: “Aunque suene duro, la idea es hacer de la pobreza un
negocio para todos. Queremos ganar plata ayudando a los menos favorecidos”.
Benjamin tiene tan clara
su meta, que no deja que nada se interponga en su camino. Por eso, lleva más de
un año en Chile y aún no consigue comunicarse en español. “¿Deberíamos retrasar
todo el proyecto sólo para que yo pueda aprender a hablar español? Eso me
parece muy egoísta. Ahora no tengo el tiempo para eso. Tengo un proyecto que
dirigir”, dice. Por eso, María Paz sigue siendo un apoyo muy importante para
él. Ella ya sabe su vocabulario. Entonces, con cualquier palabra nueva, se
preocupa de que él entienda su significado. Ben se escuda en que, además de no
tener tiempo, los chilenos no saben hablar y que es el acento lo que no
entiende. “Es muy rápido. Más que hablar palabras, parece que hablan ideas
completas sin parar”, ríe.
Ben es ansioso, pero
busca la perfección y es muy metódico. Es usual que les diga a todos que
busquen más
profundo, que pregunten, que vayan más allá. Go the extra mile! “No le importa si tiene que ir a hablar con
Juan Pérez o con el Papa, va a hacer lo que sea con tal de lograr su objetivo”,
comenta Francisca Cebrino, coordinadora de proyectos de Star-Up Chile. “Es
obsesivo, pero tiene una capacidad de mantenerse positivo que me asombra. Sueña
en grande y no se queda sólo con eso, hace de todo para que suceda”, concuerda
Liz.
Está tan enfocado, que
sus compañeros sienten que se está perdiendo las cosas simples de la vida.
Según Liz, su hermano es de esas personas que “disfrutan más persiguiendo el
sueño que alcanzándolo”.
Su equipo en Chile ha
tratado de que Benjamin no pierda el sentido humanitario, que es conocer a la
gente que está detrás de los problemas, el impacto que vas a causar en las
vidas y a empatizar con las familias. Desean que él aprenda a ponerse en el
lugar del chileno y a tener paciencia. “Fuimos a una comunidad en Cajón del
Maipo y él llegó a preguntarle a la gente muchos aspectos técnicos, quería
saber si tenían instaladas ciertas cosas o tecnologías en sus casas. Eso es
parte de su mente como ingeniero, pero de a poco le estamos enseñando a
escuchar. Toda la información, desde lo más personal hasta lo más técnico, es
importante y necesaria”, dice Francisca.
En noviembre de 2012,
TOHL ganó el concurso de innovación Common Pitch Chile. El premio, de 35 mil
dólares, era entregado al mejor emprendimiento. Aunque tiene todo calculado,
Ben afirma estar disfrutando el momento. “Cuando estaba sobre el escenario en
Common Pitch, tenía gente que estaba escuchándome hablar sobre mi pasión, la
adrenalina fluía y me gané el dinero. Ha sido el momento más emocionante de mi
vida”, sonríe. Pronto verá materializado su primer impacto en el país, en el
Cajón del Maipo. A finales de junio, tendrán ya instaladas las tuberías que
mejorarán la calidad de vida de más de cien familias.
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